miércoles, julio 27, 2011

Ya no hay locos.

Ya no hay locos, amigos, ya no hay locos.

Se murió aquel predicador, aquel estrafalario fantasma del desierto y … ni en Chile hay locos.

Todo el mundo está cuerdo, terrible, monstruosamente cuerdo.
Oíd … esto,
historiadores … filósofos … loqueros …
Pinochet … el sapo iscariote y ladrón en la silla del juez repartiendo castigos y premios,
en nombre de Chile, con el nombre de Chile prendido del pecho,
y el hombre aquí, de pie, firme, erguido, sereno,
con el pulso normal, con la lengua en silencio,
los ojos en sus cuencas y en su lugar los huesos …
El sapo iscariote y ladrón repartiendo castigos y premios
y yo, callado, aquí, callado, impasible, cuerdo …
¡cuerdo!, sin que se me quiebre el mecanismo del cerebro.
¿Cuándo se pierde el juicio? (yo pregunto, loqueros).
¿Cuándo enloquece el hombre?

¿Cuándo, cuándo es cuando se enuncian los conceptos
absurdos y blasfemos
y se hacen unos gestos sin sentido, monstruosos y obscenos?
¿Cuándo es cuando se dice por ejemplo:
No es verdad. Dios no ha puesto
al hombre aquí, en la Tierra, bajo la luz y la ley del universo;
el hombre es un insecto
que vive en las partes pestilentes y rojas del mono y del camello?
¿Cuándo si no es ahora (yo pregunto, loqueros),
cuándo es cuando se paran los ojos y se quedan abiertos, inmensamente abiertos,
sin que puedan cerrarlos ni la llama ni el viento?
¿Cuándo es cuando se cambian las funciones del alma y los resortes del cuerpo
y en vez de llanto no hay más que risa y baba en nuestro gesto?
Si no es ahora, ahora que la justicia vale menos, infinitamente menos
que el orín de los perros;
si no es ahora, ahora que la justicia tiene menos, infinitamente menos
categoría que el estiércol;
si no es ahora … ¿cuándo se pierde el juicio?
Respondedme loqueros,
¿cuándo se quiebra y salta roto en mil pedazos el mecanismo del cerebro?
Ya no hay locos, amigos, ya no hay locos. Se murió aquel predicador,
aquel estrafalario fantasma del desierto
y … ¡Ni en Chile hay locos!

¡Todo el mundo está cuerdo,
terrible, monstruosamente cuerdo! …
¡Qué bien marcha el reloj! ¡Qué bien marcha el cerebro!
Este reloj …, este cerebro, tic-tac, tic-tac, tic-tac, es un reloj perfecto …,
perfecto, ¡perfecto!


Paráfrasis del poema del mismo nombre de León Felipe.

0 Comentarios:

Publicar un comentario

Suscribirse a Comentarios de la entrada [Atom]

<< Página Principal