Chile ¿un país desarrollado el 2020?
Desde hace algún tiempo hemos venido escuchando que nuestro país - y no “este” país, como suelen decir, casi con asco, algunos políticos - se encamina a convertirse en un país desarrollado. Primero se habló que para el año 2010 se cumpliría esta meta; hoy se estima que será para el año 2020, más o menos (como vemos y nos hemos acostumbrados ya, las postergaciones infinitas ni siquiera en este aspecto cesan)
El 6 de agosto del año 2004, con motivo de ceremonia de inauguración del año académico 2004 del Magíster en Gestión y Políticas Públicas de la Universidad de Chile, el Profesor de Economía de la Universidad de Yale, Eduardo Engel Gotees, dictó la clase magistral sobre el tema “Chile, país desarrollado el 2020: Lo que falta por hacer”. En su exposición el profesor Engel planteó que el principal desafió para que Chile sea un país desarrollado el 2020 es volver a tener un período similar al comprendido entre 1986-1997, durante el cual se duplicó el ingreso per cápita y la pobreza se redujo a la mitad. "La clave para una nueva docena dorada son los incrementos de productividad, los cuales requieren de mayores grados de competencia y transparencia en una serie de ámbitos, mucho más allá del económico", señaló.
Más adelante expuso sobre una serie de políticas que llevan a incrementos de productividad, destacando las siguientes: introducir mayor competencia en los mercados de bienes y servicios, mejorar la calidad de la educación, dar mayor flexibilidad en el mercado laboral, introducir mayor competencia y transparencia en la política y restarle poder a los grupos de presión. También Engel enfatizó la importancia de moverse hacia una sociedad más meritocrática y menos pitutera y nepotista.
En términos generales, entendemos como desarrollo la condición de vida de una sociedad en la cual las necesidades auténticas de los grupos y/o individuos se satisfacen mediante la utilización racional - es decir, sostenida - de los recursos y los sistemas naturales y utilizando tecnologías que no se encuentran en contradicción con los elementos culturales de los grupos involucrados. Este concepto integra elementos económicos, tecnológicos, de conservación y utilización ecológica, así como lo social y político. La esfera de poder, dentro del contexto social se hace necesaria como forma organizativa y de cohesión legítima, legal y funcional dentro de grupos sociales y como instancia de toma de decisiones entre individuos.
Un sentido con mayor aplicabilidad y concreción en la definición de desarrollo establecería que el mismo está caracterizado por condiciones en las cuales los bienes y servicios se encuentran crecientemente al alcance de los grupos sociales que conforman la sociedad. Esta característica implicaría una mayor integración social y económica dentro de las sociedades, y por ello se disminuiría la existencia de grupos viviendo en condiciones de marginalidad.
Sin embargo, vemos que a sólo trece años de esa meta tan ansiada las señales que se reciben tanto del mundo empresarial, como laboral, educacional y social están muy lejos de lo que los guarismos parecen indicar, En efecto, en el mundo empresarial, aún subsisten prácticas depredadoras y altamente agresivas para con el ambiente, amparadas en una legislación permisiva que sólo intenta dar atisbos de preocupación pero que, en la práctica, no se ocupa de los altos niveles de contaminación urbana y rural, con el consiguiente deterioro del nivel de vida de los chilenos. En el mundo laboral, con prácticas abusivas por parte de los dueños del capital, las que sólo se ven restringidas por las tibios controles estatales los cuales, de no existir, permitirían que aquellos le exijan a los trabajadores realizar sus tareas por los pasajes y un plato de porotos; por otro lado los trabajadores sólo pueden expresarse, para ser escuchados, con métodos violentos ante la actitud despectiva, ajena y distante de autoridades y empleadores. En el aspecto educacional, ni hablar, porque aún no se ven señales claras de la modificación de la Ley Orgánica Constitucional de Enseñanza (LOCE) y se ve muy difícil que en el período que resta los establecimientos educacionales que se encuentran en deplorable estado, sean reparados convenientemente para que jóvenes de uno y otro sexo puedan no sólo estudiar, sino que ir al baño con un mínimo de dignidad. En la parte social es donde se encuentra el mayor escollo a mi juicio, pues no basta con que los marginados de siempre puedan acceder a bienes y servicios que antes le estaban negados, sino que el entorno que la palabra “social” implica no sólo se circunscribe a ellos, sino que, como la etimología de la palabra lo indica, a toda la sociedad pero cuando vemos que no hay políticas públicas claras y definidas para resolver – por ejemplo – el problema de los perros vagos es difícil pensar que este se resolverá solo; de hecho el problema aumenta y en progresión casi geométrica ante la pasividad de los organismo responsables de controlarlo, inhibidos y acobardados ante grupos radicales que tampoco nada hacen para ayudar resolver el problema.
El desarrollo de un país, lejos de medirse sólo con guarismos e índices de dudoso cálculo, se mide por la actitud que su gente tiene ante el ambiente – cuidándolo y no convirtiendo todo lo que está más allá de sus narices en un basurero -; ante el “otro”, respetándolo y no considerándolo como parte del paisaje urbano y rural; ante la ciudad en que vive, cuidándola y no rayando o ensuciando cuanto espacio existe................ en fin, la lista sería interminable.
Cuando los alemanes reconstruían su país, destruido después de la Segunda Guerra Mundial, grupos de músicos tocaban gratis en las esquinas para animar sus almas y sus cuerpos. Por supuesto tocaban a Mozart, a Beethoven, a Lizt............ (jamás se les hubiera ocurrido tocar reggaeton, si hubiese existido entonces) y veinte años después el país ya era otra vez un polo de desarrollo en Europa.
Actitud, entonces........... porque lo demás es casi accesorio.
El 6 de agosto del año 2004, con motivo de ceremonia de inauguración del año académico 2004 del Magíster en Gestión y Políticas Públicas de la Universidad de Chile, el Profesor de Economía de la Universidad de Yale, Eduardo Engel Gotees, dictó la clase magistral sobre el tema “Chile, país desarrollado el 2020: Lo que falta por hacer”. En su exposición el profesor Engel planteó que el principal desafió para que Chile sea un país desarrollado el 2020 es volver a tener un período similar al comprendido entre 1986-1997, durante el cual se duplicó el ingreso per cápita y la pobreza se redujo a la mitad. "La clave para una nueva docena dorada son los incrementos de productividad, los cuales requieren de mayores grados de competencia y transparencia en una serie de ámbitos, mucho más allá del económico", señaló.
Más adelante expuso sobre una serie de políticas que llevan a incrementos de productividad, destacando las siguientes: introducir mayor competencia en los mercados de bienes y servicios, mejorar la calidad de la educación, dar mayor flexibilidad en el mercado laboral, introducir mayor competencia y transparencia en la política y restarle poder a los grupos de presión. También Engel enfatizó la importancia de moverse hacia una sociedad más meritocrática y menos pitutera y nepotista.
En términos generales, entendemos como desarrollo la condición de vida de una sociedad en la cual las necesidades auténticas de los grupos y/o individuos se satisfacen mediante la utilización racional - es decir, sostenida - de los recursos y los sistemas naturales y utilizando tecnologías que no se encuentran en contradicción con los elementos culturales de los grupos involucrados. Este concepto integra elementos económicos, tecnológicos, de conservación y utilización ecológica, así como lo social y político. La esfera de poder, dentro del contexto social se hace necesaria como forma organizativa y de cohesión legítima, legal y funcional dentro de grupos sociales y como instancia de toma de decisiones entre individuos.
Un sentido con mayor aplicabilidad y concreción en la definición de desarrollo establecería que el mismo está caracterizado por condiciones en las cuales los bienes y servicios se encuentran crecientemente al alcance de los grupos sociales que conforman la sociedad. Esta característica implicaría una mayor integración social y económica dentro de las sociedades, y por ello se disminuiría la existencia de grupos viviendo en condiciones de marginalidad.
Sin embargo, vemos que a sólo trece años de esa meta tan ansiada las señales que se reciben tanto del mundo empresarial, como laboral, educacional y social están muy lejos de lo que los guarismos parecen indicar, En efecto, en el mundo empresarial, aún subsisten prácticas depredadoras y altamente agresivas para con el ambiente, amparadas en una legislación permisiva que sólo intenta dar atisbos de preocupación pero que, en la práctica, no se ocupa de los altos niveles de contaminación urbana y rural, con el consiguiente deterioro del nivel de vida de los chilenos. En el mundo laboral, con prácticas abusivas por parte de los dueños del capital, las que sólo se ven restringidas por las tibios controles estatales los cuales, de no existir, permitirían que aquellos le exijan a los trabajadores realizar sus tareas por los pasajes y un plato de porotos; por otro lado los trabajadores sólo pueden expresarse, para ser escuchados, con métodos violentos ante la actitud despectiva, ajena y distante de autoridades y empleadores. En el aspecto educacional, ni hablar, porque aún no se ven señales claras de la modificación de la Ley Orgánica Constitucional de Enseñanza (LOCE) y se ve muy difícil que en el período que resta los establecimientos educacionales que se encuentran en deplorable estado, sean reparados convenientemente para que jóvenes de uno y otro sexo puedan no sólo estudiar, sino que ir al baño con un mínimo de dignidad. En la parte social es donde se encuentra el mayor escollo a mi juicio, pues no basta con que los marginados de siempre puedan acceder a bienes y servicios que antes le estaban negados, sino que el entorno que la palabra “social” implica no sólo se circunscribe a ellos, sino que, como la etimología de la palabra lo indica, a toda la sociedad pero cuando vemos que no hay políticas públicas claras y definidas para resolver – por ejemplo – el problema de los perros vagos es difícil pensar que este se resolverá solo; de hecho el problema aumenta y en progresión casi geométrica ante la pasividad de los organismo responsables de controlarlo, inhibidos y acobardados ante grupos radicales que tampoco nada hacen para ayudar resolver el problema.
El desarrollo de un país, lejos de medirse sólo con guarismos e índices de dudoso cálculo, se mide por la actitud que su gente tiene ante el ambiente – cuidándolo y no convirtiendo todo lo que está más allá de sus narices en un basurero -; ante el “otro”, respetándolo y no considerándolo como parte del paisaje urbano y rural; ante la ciudad en que vive, cuidándola y no rayando o ensuciando cuanto espacio existe................ en fin, la lista sería interminable.
Cuando los alemanes reconstruían su país, destruido después de la Segunda Guerra Mundial, grupos de músicos tocaban gratis en las esquinas para animar sus almas y sus cuerpos. Por supuesto tocaban a Mozart, a Beethoven, a Lizt............ (jamás se les hubiera ocurrido tocar reggaeton, si hubiese existido entonces) y veinte años después el país ya era otra vez un polo de desarrollo en Europa.
Actitud, entonces........... porque lo demás es casi accesorio.
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