sábado, junio 04, 2011

Política, protestas y propuestas

El estilo de hacer política, protestas y propuestas en nuestro país es el espejo de esa actitud tan nuestra como reclamar en la fila a “sotovoce” y nunca de frente; de cantinflear en todo; de quemar hoy determinadas banderas y mañana alzar las mismas para legitimar lo que antes se despreciaba, etcétera, etcétera.

No obstante no es este un signo de malos hábitos sino de un diseño político definido, si no en manuales o instructivos corporativos, sí en la cabeza de una casta que vive de la engañifa, de promesas que nunca pensó siquiera en cumplir, de vestirse con ropajes de amiga de los trabajadores mientras explota vilmente a los que se desempeñan en sus fábricas, fundos u oficinas, que alza su voz para denunciar el enriquecimiento ilícito mientras emplea artimañas a fin de reclamar en su provecho indemnizaciones de parte del Estado, que habla de democracia y se aferra al sistema binominal con muelas y dientes, etcétera, etcétera.

Es el desprecio por los ciudadanos.

Es el desprecio por la democracia.

Es el desprecio por la verdad.

Es el desprecio por la honestidad (aunque ello sea porque esta es una virtud absolutamente desconocida para esa casta)

Es la ley del carrusel, que marea a quienes se suben a él.

En suma, es el dominio de las minorías, de todas; discutiendo cosas menores; levantando al grado de sublime poquedades cotidianas; haciéndonos creer que vivimos en Irak, en Mexico o en Colombia; que el mundo tiene el tamaño y el color de una pelota de fútbol; que la vida transcurre montada sobre un automóvil; que la felicidad está detrás de los escaparates; que los sueños son los que se ven en la televisión; que usted o yo somos extraños y anómalos porque somos heterosexuales; etcétera; etcétera.

Et quid, quaeso, hinc lucri provenit?

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