A modo de aclaración: de porqué digo que la alegría no ha llegado, ni va a llegar si no cambian las cosas y otras reflexiones.
Ramtha, uno de los tantos santones hindúes, y con quien, en el fondo, estoy de acuerdo, dice que la alegría "es saber que creas la vida a tu manera. Es el estado de ser más sublime, porque cuando estás en un estado de gozo, no hay lugar para los celos, la furia, la amargura o la guerra. Es difícil odiar o asediar, entonces, a otras personas. Estás satisfecho y completo, y la vida, la sabiduría y la creatividad fluyen como un poderoso río desde dentro de tu Ser. Tu inspiración llega hasta lo más alto de la grandeza y lo más profundo del sentimiento, pues la vida ya no es una ardua tarea, sino una aventura maravillosa de la cual sólo quieres más. Cuando la alegría está presente, eres uno con tu conciencia. En un estado como ése has encontrado la utopía, el cielo en la tierra". Y agrega "¿Qué es la alegría? La alegría es libertad de movimiento sin interrupción. Es libertad de expresión sin juicio. Es libertad de ser sin miedo o culpabilidad. La alegría es saber que creas la vida a tu manera. Es el sublime movimiento del Yo permitido. Eso es alegría".
Lo anterior nos permite deducir que la alegría es un estado y es un estado que resulta de la felicidad, o sea si no hay felicidad no es posible estar alegre y sólo pueden estar alegres las personas felices.
Si leemos lo que afirma Ramtha y en la lógica del párrafo anterior, está claro, también, que la alegría que nos prometieron hace 18 años nunca llegó. No digo que nada se haya hecho - porque decirlo sería ser contumaz o fanático -, sino que digo que lo que se ha hecho no es nada estructural, sino meros maquillajes a un sistema que a algunos políticos de la Concertación les resulta cómodo, rentable y seguro.
Veamos porqué.
De partida, el tan cacareado slogan de Ricardo Lagos Escobar de "Crecer con Igualdad" era una mentira total, espuria en su origen, porque es imposible mejorar la distribución del ingreso sin profundizar la democracia política y económica, puesto que la desigualdad es el resultado de un proceso en donde las fuerzas del individualismo más extremo del mercado - hedonismo, que le dicen - se expresan sin ningún tipo de contrapeso y eso lo sabían desde un comienzo Lagos y sus Ministros y también los Presidentes de los Partidos Políticos que lo apoyaron........... pero nada hicieron para corregirlo ¡¡Y sabemos que la distribución del ingreso empeoró notable e irreversiblemente durante su Gobierno!!
Nos hablaron de participación ciudadana y lo que hemos visto es que no hay ninguna relación entre la sociedad real, la sociedad civil, y la sociedad política, salvo aquella relación mediática y propia de proxenetas que se realiza durante los preámbulos eleccionarios, como dice Marcel Claude. De hecho, la representación parlamentaria se ha convertido en algo meramente formal, totalmente inútil y absolutamente inoficioso y es esta práctica lo que llevó al Abogado, Actor y Diputado, Álvaro Escobar Rufatt, a renunciar a su militancia política - demostrando que aún queda gente decente en la política y en los partidos -, puesto que los políticos no son elegidos, son designados por sus partidos para ocupar un cargo, cargo que está prácticamente asegurado con el sistema binominal, que les acomoda a todos y que el mismo Escobar se ocupó de denunciar que, pese a las bizantinas discusiones al respecto, NO HAY VOLUNTAD REAL de cambiar nada y que, por tanto, nada cambiará.
Del cuidado del ambiente, mejor ni hablar, porque lloramos todos.
Es cierto que el problema, como siempre, es del maldito afrecho, porque nadie en Chile está dispuesto a hacer que las cosas cambien y todos esperan que sean otros quienes lo hagan puesto que existe un conformismo generalizado que nos asfixia y que, probablemente, terminará ahogándonos y matándonos como sociedad. ¿Flojera? ¿Comodidad? ¿Falta de creatividad? ¿De ideas? No, amigos míos, desesperanza, pérdida de los sueños, ausencia de expectativas, frustración silenciosa que nos inmovilizan y nos quitan la posibilidad de tener una opinión crítica.
La dictadura hizo su rol, realizó su trabajo, y así modificó no sólo la sociedad sino las mentes de los habitantes de nuestro país y cuando se esperaba que con la llegada de la Concertación al Gobierno las cosas cambiaran nos damos cuenta que esas mismas cosas estaban muy bien como estaban, pero para provecho de los nuevos amos, no para los ciudadanos.
El mayor problema es que, en el objetivo de construir un país más justo y solidario, los mayores y más contumaces obstáculos están en el lado equivocado construyendo, por ejemplo, casas de 9 y 12 metros cuadrados para los pobres de Chile; entregando departamentos, a otros pobres, que se llueven por todos lados; entregando casas, a otros pobres, que no tienen luz ni agua potable y ni siquiera tienen una escalera para subir al segundo piso; ordenando a los abogados del Estado que rematen las casas y propiedades de miles de pequeños y medianos empresarios por deudas tributarias, mientras condonan deudas por millones de dólares - por el mismo concepto - a las transnacionales y grandes empresarios (Ver post); que pretenden resolver los grandes problemas sociales por la vía de la caridad y no por medio de la justicia social (Ver post); nombrando a corredores de propiedades y agentes inmobiliarios como Ministros de la Vivienda y Urbanismo para que dispongan la licitación de jugosos proyectos en terrenos donados al Estado para otros propósitos, como Los Cerrillos; que se embolsan $ 4.400 millones de fondos, destinados a empleos, para usarlos en campañas electorales, ocasionando, de pasadita, el intento de inmolación a lo bonzo de mujeres desempleadas y desesperadas; en fin, podríamos seguir anotando casos, pero la verdad es que me falta tiempo y firmeza de estómago para eso porque entre la derecha, que defiende a ultranza la obra del dictador, y algunos políticos de la Concertación, que defienden a ultranza su historial de omisiones y de promesas incumplidas, no se ve mucho futuro y no se ve por donde pueda aparecer la alegría, pues, contrariamente a lo que se piensa y dice, la alegría no es algo que dependa únicamente de las personas - no es sólo un asunto personal, digo - como afirman algunos, pues es un hecho que los países con personas más felices son aquellos que tienen una mejor distribución del ingreso y un mejor estándar de vida, cosa de la que estamos muy lejos, todavía.
Y si bien es cierto que muchos - por no decir casi todos - trabajan para mejorar las cosas y disminuir las brechas, no es menos cierto que a los encaramados de siempre les importa un pepino todo esto porque mejoren o no, cambien o no las cosas, ellos siempre estarán en la cresta de la ola, ajenos a los avatares, necesidades y carencias del populacho.
El signo más representativo de todo esto que digo es la actual imagen de La Moneda rodeada de rejas, sustrayendo - por ejemplo - la Plaza de la Ciudadanía al uso ciudadano, imagen que ni en los más álgidos días del Gobierno de Don Salvador Allende G. se vio jamás, en circunstancias que entonces sí había motivos y sí había peligro, como después lo supimos y lo sufrimos todos. La diferencia es que entonces al Presidente de La República no se le pasaba por la mente, siquiera, esconderse y encerrarse tras las rejas para que no llegara a sus oídos el bullicioso clamor popular.
Para terminar, parece que la alegría - como el cielo - es para la otra vida.
En esta, hay que arréglaselas como se pueda, no más.
Lo anterior nos permite deducir que la alegría es un estado y es un estado que resulta de la felicidad, o sea si no hay felicidad no es posible estar alegre y sólo pueden estar alegres las personas felices.
Si leemos lo que afirma Ramtha y en la lógica del párrafo anterior, está claro, también, que la alegría que nos prometieron hace 18 años nunca llegó. No digo que nada se haya hecho - porque decirlo sería ser contumaz o fanático -, sino que digo que lo que se ha hecho no es nada estructural, sino meros maquillajes a un sistema que a algunos políticos de la Concertación les resulta cómodo, rentable y seguro.
Veamos porqué.
De partida, el tan cacareado slogan de Ricardo Lagos Escobar de "Crecer con Igualdad" era una mentira total, espuria en su origen, porque es imposible mejorar la distribución del ingreso sin profundizar la democracia política y económica, puesto que la desigualdad es el resultado de un proceso en donde las fuerzas del individualismo más extremo del mercado - hedonismo, que le dicen - se expresan sin ningún tipo de contrapeso y eso lo sabían desde un comienzo Lagos y sus Ministros y también los Presidentes de los Partidos Políticos que lo apoyaron........... pero nada hicieron para corregirlo ¡¡Y sabemos que la distribución del ingreso empeoró notable e irreversiblemente durante su Gobierno!!
Nos hablaron de participación ciudadana y lo que hemos visto es que no hay ninguna relación entre la sociedad real, la sociedad civil, y la sociedad política, salvo aquella relación mediática y propia de proxenetas que se realiza durante los preámbulos eleccionarios, como dice Marcel Claude. De hecho, la representación parlamentaria se ha convertido en algo meramente formal, totalmente inútil y absolutamente inoficioso y es esta práctica lo que llevó al Abogado, Actor y Diputado, Álvaro Escobar Rufatt, a renunciar a su militancia política - demostrando que aún queda gente decente en la política y en los partidos -, puesto que los políticos no son elegidos, son designados por sus partidos para ocupar un cargo, cargo que está prácticamente asegurado con el sistema binominal, que les acomoda a todos y que el mismo Escobar se ocupó de denunciar que, pese a las bizantinas discusiones al respecto, NO HAY VOLUNTAD REAL de cambiar nada y que, por tanto, nada cambiará.
Del cuidado del ambiente, mejor ni hablar, porque lloramos todos.
Es cierto que el problema, como siempre, es del maldito afrecho, porque nadie en Chile está dispuesto a hacer que las cosas cambien y todos esperan que sean otros quienes lo hagan puesto que existe un conformismo generalizado que nos asfixia y que, probablemente, terminará ahogándonos y matándonos como sociedad. ¿Flojera? ¿Comodidad? ¿Falta de creatividad? ¿De ideas? No, amigos míos, desesperanza, pérdida de los sueños, ausencia de expectativas, frustración silenciosa que nos inmovilizan y nos quitan la posibilidad de tener una opinión crítica.
La dictadura hizo su rol, realizó su trabajo, y así modificó no sólo la sociedad sino las mentes de los habitantes de nuestro país y cuando se esperaba que con la llegada de la Concertación al Gobierno las cosas cambiaran nos damos cuenta que esas mismas cosas estaban muy bien como estaban, pero para provecho de los nuevos amos, no para los ciudadanos.
El mayor problema es que, en el objetivo de construir un país más justo y solidario, los mayores y más contumaces obstáculos están en el lado equivocado construyendo, por ejemplo, casas de 9 y 12 metros cuadrados para los pobres de Chile; entregando departamentos, a otros pobres, que se llueven por todos lados; entregando casas, a otros pobres, que no tienen luz ni agua potable y ni siquiera tienen una escalera para subir al segundo piso; ordenando a los abogados del Estado que rematen las casas y propiedades de miles de pequeños y medianos empresarios por deudas tributarias, mientras condonan deudas por millones de dólares - por el mismo concepto - a las transnacionales y grandes empresarios (Ver post); que pretenden resolver los grandes problemas sociales por la vía de la caridad y no por medio de la justicia social (Ver post); nombrando a corredores de propiedades y agentes inmobiliarios como Ministros de la Vivienda y Urbanismo para que dispongan la licitación de jugosos proyectos en terrenos donados al Estado para otros propósitos, como Los Cerrillos; que se embolsan $ 4.400 millones de fondos, destinados a empleos, para usarlos en campañas electorales, ocasionando, de pasadita, el intento de inmolación a lo bonzo de mujeres desempleadas y desesperadas; en fin, podríamos seguir anotando casos, pero la verdad es que me falta tiempo y firmeza de estómago para eso porque entre la derecha, que defiende a ultranza la obra del dictador, y algunos políticos de la Concertación, que defienden a ultranza su historial de omisiones y de promesas incumplidas, no se ve mucho futuro y no se ve por donde pueda aparecer la alegría, pues, contrariamente a lo que se piensa y dice, la alegría no es algo que dependa únicamente de las personas - no es sólo un asunto personal, digo - como afirman algunos, pues es un hecho que los países con personas más felices son aquellos que tienen una mejor distribución del ingreso y un mejor estándar de vida, cosa de la que estamos muy lejos, todavía.
Y si bien es cierto que muchos - por no decir casi todos - trabajan para mejorar las cosas y disminuir las brechas, no es menos cierto que a los encaramados de siempre les importa un pepino todo esto porque mejoren o no, cambien o no las cosas, ellos siempre estarán en la cresta de la ola, ajenos a los avatares, necesidades y carencias del populacho.
El signo más representativo de todo esto que digo es la actual imagen de La Moneda rodeada de rejas, sustrayendo - por ejemplo - la Plaza de la Ciudadanía al uso ciudadano, imagen que ni en los más álgidos días del Gobierno de Don Salvador Allende G. se vio jamás, en circunstancias que entonces sí había motivos y sí había peligro, como después lo supimos y lo sufrimos todos. La diferencia es que entonces al Presidente de La República no se le pasaba por la mente, siquiera, esconderse y encerrarse tras las rejas para que no llegara a sus oídos el bullicioso clamor popular.
Para terminar, parece que la alegría - como el cielo - es para la otra vida.
En esta, hay que arréglaselas como se pueda, no más.
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