La fábula de las vacas gordas del Ministro Velasco versus la Campaña Solidaria "Un Niño, una cama. Camas para mi país"
Que Chile es un país de contrates, a nadie le cabe duda alguna, el problema es que cuando habla de esto muchos piensan que dicho contraste está en la confrontación visual de los paisajes del norte con los del sur, de la Antártica con Isla de Pascua, del pampino con el ovejero magallánico, del desierto con la poca selva que va quedando, sin reparar - o sin querer hacerlo en serio - en la grave condición social y económica en que viven miles de nuestros compatriotas frente al Chile de fábula en que creen vivir los políticos y la élite de privilegiados, que ven el mundo de otro color, de otro tamaño y con otro olor.
En efecto, Andrés Velasco Brañes, Ministro de Hacienda del actual Gobierno, se ha mostrado reticente a incrementar el gasto por el mayor ingreso que ha tenido el Fisco de Chile como consecuencia del mayor precio del cobre, aduciendo que hay que guardar recursos "para el tiempo de las vacas flacas" y la pregunta cae de cajón: ¿en qué momento llegaron las vacas gordas para los chilenos? No, por supuesto, para los chilenos dueños de los grandes capitales - que lo duplicaron durante el período de Ricardo Lagos Escobar -, sino para el tipo y la mujer común y corriente, como usted y como yo, y quizás ni siquiera eso, sino para los pobladores a los que se les entrega casas indignas de nueve y doce metros cuadrados; para los chilenos de los campamentos, que son trasladados a departamentos sin terminar, sin agua, sin luz, sin escaleras para el segundo piso; para los que deben esperar años por una operación - pese al Plan Auge -; para las trabajadoras que deben usar pañales para poder cumplir con sus horarios de trabajo sin moverse de su lugar; para los trabajadores de la industria del salmón, que ganan sueldos miserables y trabajan jornadas extenuantes sin obtener ninguna retribución; para los habitantes de los sectores periféricos de Santiago, a los que se les entrega un Metro sin escaleras eléctricas, con andenes estrechos y con las líneas de los trenes en superficie, afeando el paisaje y contaminando el ambiente; para los pescadores, que ven - o verán - contaminadas sus caletas por los desechos tóxicos de empresas como Celco; para los miles de cotizantes de Isapres, que se ven timados impunemente por estas multinacionales; para los miles de estudiantes que deben educarse en establecimientos en donde no hay un baño decente en donde hacer sus más básicas necesidades (ni hablar de un PC o de otro recurso); para los millones de usuarios de teléfonos móviles, que pagan caro por un servicio malo; por los miles de cotizantes de las AFP, que no tendrán una jubilación decente, pese a la garantía del Estado; y así, sumando y siguiendo, podríamos llenar varias páginas con casos similares.
Y dentro de este motivante y esperanzador panorama nos encontramos con el lanzamiento de la Campaña Solidaria "Un Niño, una cama. Camas para mi país", con la presencia de la mismísima Presidente de La República. Y otra vez la pregunta de cajón ¿es que no existen en Chile los recursos para solventar este mueble tan básico?
- No, pues - me respondería el Ministro Andrés Velasco Brañes - no existen.
¿No, no existen? Entonces, si no existen, ¿por qué el Estado de Chile condonó casi US$ 26 millones por concepto de intereses adeudados sobre la multa a los ex ejecutivos de Enersis, con la anuencia del nada generoso Ministro de Hacienda de la época, don Nicolás Eyzaguirre Guzmán?
Si no hay recursos, ¿por qué el Estado de Chile fue tan generoso durante el Gobierno de don Ricardo lagos Escobar, con la Exxon, que producto de la venta de Disputada a Minera Angloamerican debía pagar alrededor de US$ 300 millones en impuestos y que la llegada del segundo hombre de la transnacional a Chile hizo posible una reducción de US$ 270 millones a favor del consorcio extranjero?
Si no hay recursos, ¿por qué la empresa Disputada de Las Condes, que merced al inteligente expediente de declarar en forma sistemática sólo pérdidas no pagó nunca impuestos a lo largo de 30 años y se fue del país - sin que nadie chistara mucho - pagando apenas US$ 30 millones, es decir, un millón de dólares por año, por los casi seis millones de toneladas de cobre fino que sacó del país durante ese tiempo?
Si no hay recursos ¿Por qué entonces el Estado de Chile el año 2.000 le condonó deudas tributarias a Lan Chile, al Grupo Matte, al Grupo Vial, al Grupo Luksic y a otros por un valor de casi US$ 298 millones?
Y si les condona deudas tributarias a las transnacionales y a los grandes grupos económicos, ¿por qué no hace lo mismo con las miles de pequeñas y medianas empresas que están ahogadas por misma causa y que, en total, no adeudan ni la cuarta parte de aquellos?
Pero no nos vayamos por las ramas, porque el cuento es muuuuuuuuuuuuy sencillo: si el Estado de Chile no hubiese hecho tales condonaciones - sin contar las que no se citan aquí - se podrían haber comprado más de cuatro millones - sí, leyó bien, más de 4.000.000 - de camas de $ 100.000 cada una y nos habríamos ahorrado el triste espectáculo de ver la cara triste de un niño mirándonos desde un cartel o el gigantesco letrero que cuelga de uno de los costados del Banco Estado, como se llama ahora, llamando a la ciudadanía a ayudar, mientras que, paralelamente, realiza cobros abusivos contra los mismos pequeños ahorrantes a los que estaba llamado a ayudar.
Esta campaña se enmarca en lo que se conoce como filantropía, esa malsana y obscura práctica destinada a calmar la mala conciencia de muchos, como la de los empresarios que concurren a la Cena de Pan y Vino a entregar su aporte en dinero y que es el mismo dinero obtenido explotando a los trabajadores, contaminando el ambiente, evadiendo impuestos o recibiendo el beneficio de su condonación y que tiene el mismo gesto perverso de incrementar el I.V.A. para que los más pobres financien ellos mismos los planes de ayuda social que el Gobierno implementa.
En efecto, Andrés Velasco Brañes, Ministro de Hacienda del actual Gobierno, se ha mostrado reticente a incrementar el gasto por el mayor ingreso que ha tenido el Fisco de Chile como consecuencia del mayor precio del cobre, aduciendo que hay que guardar recursos "para el tiempo de las vacas flacas" y la pregunta cae de cajón: ¿en qué momento llegaron las vacas gordas para los chilenos? No, por supuesto, para los chilenos dueños de los grandes capitales - que lo duplicaron durante el período de Ricardo Lagos Escobar -, sino para el tipo y la mujer común y corriente, como usted y como yo, y quizás ni siquiera eso, sino para los pobladores a los que se les entrega casas indignas de nueve y doce metros cuadrados; para los chilenos de los campamentos, que son trasladados a departamentos sin terminar, sin agua, sin luz, sin escaleras para el segundo piso; para los que deben esperar años por una operación - pese al Plan Auge -; para las trabajadoras que deben usar pañales para poder cumplir con sus horarios de trabajo sin moverse de su lugar; para los trabajadores de la industria del salmón, que ganan sueldos miserables y trabajan jornadas extenuantes sin obtener ninguna retribución; para los habitantes de los sectores periféricos de Santiago, a los que se les entrega un Metro sin escaleras eléctricas, con andenes estrechos y con las líneas de los trenes en superficie, afeando el paisaje y contaminando el ambiente; para los pescadores, que ven - o verán - contaminadas sus caletas por los desechos tóxicos de empresas como Celco; para los miles de cotizantes de Isapres, que se ven timados impunemente por estas multinacionales; para los miles de estudiantes que deben educarse en establecimientos en donde no hay un baño decente en donde hacer sus más básicas necesidades (ni hablar de un PC o de otro recurso); para los millones de usuarios de teléfonos móviles, que pagan caro por un servicio malo; por los miles de cotizantes de las AFP, que no tendrán una jubilación decente, pese a la garantía del Estado; y así, sumando y siguiendo, podríamos llenar varias páginas con casos similares.
Y dentro de este motivante y esperanzador panorama nos encontramos con el lanzamiento de la Campaña Solidaria "Un Niño, una cama. Camas para mi país", con la presencia de la mismísima Presidente de La República. Y otra vez la pregunta de cajón ¿es que no existen en Chile los recursos para solventar este mueble tan básico?
- No, pues - me respondería el Ministro Andrés Velasco Brañes - no existen.
¿No, no existen? Entonces, si no existen, ¿por qué el Estado de Chile condonó casi US$ 26 millones por concepto de intereses adeudados sobre la multa a los ex ejecutivos de Enersis, con la anuencia del nada generoso Ministro de Hacienda de la época, don Nicolás Eyzaguirre Guzmán?
Si no hay recursos, ¿por qué el Estado de Chile fue tan generoso durante el Gobierno de don Ricardo lagos Escobar, con la Exxon, que producto de la venta de Disputada a Minera Angloamerican debía pagar alrededor de US$ 300 millones en impuestos y que la llegada del segundo hombre de la transnacional a Chile hizo posible una reducción de US$ 270 millones a favor del consorcio extranjero?
Si no hay recursos, ¿por qué la empresa Disputada de Las Condes, que merced al inteligente expediente de declarar en forma sistemática sólo pérdidas no pagó nunca impuestos a lo largo de 30 años y se fue del país - sin que nadie chistara mucho - pagando apenas US$ 30 millones, es decir, un millón de dólares por año, por los casi seis millones de toneladas de cobre fino que sacó del país durante ese tiempo?
Si no hay recursos ¿Por qué entonces el Estado de Chile el año 2.000 le condonó deudas tributarias a Lan Chile, al Grupo Matte, al Grupo Vial, al Grupo Luksic y a otros por un valor de casi US$ 298 millones?
Y si les condona deudas tributarias a las transnacionales y a los grandes grupos económicos, ¿por qué no hace lo mismo con las miles de pequeñas y medianas empresas que están ahogadas por misma causa y que, en total, no adeudan ni la cuarta parte de aquellos?
Pero no nos vayamos por las ramas, porque el cuento es muuuuuuuuuuuuy sencillo: si el Estado de Chile no hubiese hecho tales condonaciones - sin contar las que no se citan aquí - se podrían haber comprado más de cuatro millones - sí, leyó bien, más de 4.000.000 - de camas de $ 100.000 cada una y nos habríamos ahorrado el triste espectáculo de ver la cara triste de un niño mirándonos desde un cartel o el gigantesco letrero que cuelga de uno de los costados del Banco Estado, como se llama ahora, llamando a la ciudadanía a ayudar, mientras que, paralelamente, realiza cobros abusivos contra los mismos pequeños ahorrantes a los que estaba llamado a ayudar.
Esta campaña se enmarca en lo que se conoce como filantropía, esa malsana y obscura práctica destinada a calmar la mala conciencia de muchos, como la de los empresarios que concurren a la Cena de Pan y Vino a entregar su aporte en dinero y que es el mismo dinero obtenido explotando a los trabajadores, contaminando el ambiente, evadiendo impuestos o recibiendo el beneficio de su condonación y que tiene el mismo gesto perverso de incrementar el I.V.A. para que los más pobres financien ellos mismos los planes de ayuda social que el Gobierno implementa.
Lo malo - lo muy malo - de todo esto es que, viéndolo todo, como en el poema de Pezoa Véliz, "tras la paletada, nadie dijo nada".
2 Comentarios:
Después de leer tu post, queda un sabor amargo de impotencia.
Pero, creo que en nuestro país existe una verdadera epidemia de amnesia y todas esas cosas que mencionas, y cuantas más que te faltaron, son muy pocos los que las recuerdan o nunca aceptamos.
El resto, está más preocupado si a Don Eduardo Frei Montalba lo mataron o fué error médico; si la Pampita fué infiel con su marido, cuando salia con el Vicuña; si la Marlen Olivari regresa o no a Morandé con Compañia, eso es lo que le interesa a nuestra gente...penoso, pero es la realidad.
Creo ke la píldora tiene que ser usada por los adultos, ya que no se puede abusar de ella.
Está bien que se regale a los adolecentes, pero con aautorización de los padres, despues de todo es un fármaco.
En mi último post me referí a eso, píldora libre para menores y cigarrrro restringido para adultos.
bye, gracias por invitarme a tu blog.
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