Como en los mejores tiempos de la dictadura, el Gobierno lanza a la calle a matones disfrazados de Carabineros para reprimir las protestas.

Cuando era todavía joven, circulaba entre nosotros una definición de Carabinero: Animal de color verde que habita todo el territorio nacional. Solo o en parejas es inofensivo. En manadas, ataca a las personas.

Las vergonzosas escenas de ayer, que todo el país - y sin duda todo el mundo - pudo presenciar me trajo a la memoria esta definición, nacida en los aciagos días de la dictadura, cuando manadas de enajenados vestidos como Carabineros eran lanzados a la calle para apalear y patear a cuanta cosa o persona se les pusiera por delante.

Lo de ayer no fue diferente y resulta además indignante que los responsables políticos de la represión escondan la cara, al igual que los encapuchados que tanto preocupan a la Presidente, como el Intendente Barrueto, que respaldó el proceder de sus matones.

El chiste cruel en esta lamentable jornada la puso el General Jorge Acuña, que anunció una investigación al respecto, cuando todos sabemos en qué terminan las investigaciones en Carabineros y en las demás ramas de las Fuerzas Armadas: en nada.

Una lástima y una verdadera vergüenza que el Gobierno no sea capaz de controlar a las "Fuerzas de Orden", - las que hacen como que obedecen pero en realidad hacen lo que quieren - apaleando, por ejemplo, a periodistas y a estudiantes menores de edad mientras la delincuencia, impunemente, hace lo propio con el resto de los ciudadanos.