Iturriaga Neumann o la pretensión de tener una Justicia al gusto de los criminales.
Anoche tuve oportunidad de ver por televi-sión parte del patético mensaje que el criminal Raúl Iturriaga Neumann hizo llegar a los medios de comunicación, pretendiendo explicar su actitud de rebeldía para cumplir la sentencia del Ministro Alejandro Solís Guzmán, la que ya fue ratificada por la Corte Suprema.
Cabe precisar que su decisión de no aceptar, como de manera tan ridícula afirmó, la condena que se le ha impuesto no tiene ningún efecto jurídico, puesto que es de Perogrullo que las sentencias no requieren de la aceptación del condenado para tener efecto y que su rebeldía sólo se enmarca en una sistemática pretensión de los esbirros de la dictadura de que la Justicia debe ser del gusto de ellos para ser aceptada.
Los fieros, orgullosos y decididos represores, torturadores y asesinos de ayer se esconden hoy como cucarachas y tiemblan como ratas cuando deben responder por sus crímenes e Iturriaga Neumann no es una excepción. Recordemos que este asesino, además, es buscado por la Justicia italiana, que lo condenó a 10 años de cárcel por el atentado en contra de Don Bernardo Leyton y de su esposa Anita, que terminó parapléjica.
Ciertamente, se esperaba una actitud más honorable de un soldado y más aún de un General de la República, pero cuando los grados se obtienen no por mérito sino como premio por actuar como sicario del dictador, la cosa necesariamente resulta como lo que hemos visto.
A partir de hoy, Iturriaga Neumann será buscado por la Policía como cualquier delincuente común, al nivel de un narcotraficante, de un asaltante de farmacia o de un monrero………… o sea, como lo que es, no más.
Cabe precisar que su decisión de no aceptar, como de manera tan ridícula afirmó, la condena que se le ha impuesto no tiene ningún efecto jurídico, puesto que es de Perogrullo que las sentencias no requieren de la aceptación del condenado para tener efecto y que su rebeldía sólo se enmarca en una sistemática pretensión de los esbirros de la dictadura de que la Justicia debe ser del gusto de ellos para ser aceptada.
Los fieros, orgullosos y decididos represores, torturadores y asesinos de ayer se esconden hoy como cucarachas y tiemblan como ratas cuando deben responder por sus crímenes e Iturriaga Neumann no es una excepción. Recordemos que este asesino, además, es buscado por la Justicia italiana, que lo condenó a 10 años de cárcel por el atentado en contra de Don Bernardo Leyton y de su esposa Anita, que terminó parapléjica.
Ciertamente, se esperaba una actitud más honorable de un soldado y más aún de un General de la República, pero cuando los grados se obtienen no por mérito sino como premio por actuar como sicario del dictador, la cosa necesariamente resulta como lo que hemos visto.
A partir de hoy, Iturriaga Neumann será buscado por la Policía como cualquier delincuente común, al nivel de un narcotraficante, de un asaltante de farmacia o de un monrero………… o sea, como lo que es, no más.
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