Un asunto (casi) personal.
El año 1970, cuando contaba con apenas y lejanos 15 años, fui al cine a ver una película que traía loco a mi querido amigo de entonces Carlos Arturo Salinas Vallejos, de quien nunca nada he sabido por más de 35 años (cómo corre, qué digo corre, ¡¡vuela el tiempo!!): Woodstock, se llamaba. Venía yo llegando desde Potrerillos de vuelta de mis vacaciones de invierno, y me quedé profundamente dormido en medio de la bendita película, lo que nunca me fue completamente perdonado por el Pelao Salinas (que de pelado no tenía nada, pero que así le llamaba yo entonces; pero esa es otra historia)…… al menos por mucho tiempo, creo. No obstante, alcancé a ver y escuchar a Joe Cocker y a un delgado chicano que entró de relleno con su banda de básico instrumental y con un tema llamado Sacrificio Soul: Carlos Santana.
A los pocos meses de ver la película llegó a Chile su primer disco: Abraxas, cuya carátula se ve en la imagen que acompaña el post. Un disco genial, definitivamente psicodélico y misterioso, con un sonido nunca antes escuchado; un disco que trastornó a toda mi generación; un disco perfecto, verdadero un lujo para el oído y los demás sentidos. En el disco un tema en particular: Samba pa ti.
Hoy, cuando ya han pasado 37 años desde entonces, un período superior a la edad de muchos de ustedes y cuando ya tengo casi 3 veces y media mi edad de entonces, cada vez que escucho este tema no puedo dejar de pensar que no he escuchado a ningún guitarrista, en todo este tiempo, que transmita con su instrumento el sensible y delicado mensaje de Santana. De hecho, no hay otro guitarrista como Carlos Santana.
A los jóvenes de hoy les sonará tal vez algo demodé e idealista la afirmación - en sentido retrospectivo, claro - pero estoy seguro que si ponen atención al escuchar el tema, me encontrarán la razón.
Los(as) de mi generación, no. Ellos(as) saben que tengo razón.
A los pocos meses de ver la película llegó a Chile su primer disco: Abraxas, cuya carátula se ve en la imagen que acompaña el post. Un disco genial, definitivamente psicodélico y misterioso, con un sonido nunca antes escuchado; un disco que trastornó a toda mi generación; un disco perfecto, verdadero un lujo para el oído y los demás sentidos. En el disco un tema en particular: Samba pa ti.
Hoy, cuando ya han pasado 37 años desde entonces, un período superior a la edad de muchos de ustedes y cuando ya tengo casi 3 veces y media mi edad de entonces, cada vez que escucho este tema no puedo dejar de pensar que no he escuchado a ningún guitarrista, en todo este tiempo, que transmita con su instrumento el sensible y delicado mensaje de Santana. De hecho, no hay otro guitarrista como Carlos Santana.
A los jóvenes de hoy les sonará tal vez algo demodé e idealista la afirmación - en sentido retrospectivo, claro - pero estoy seguro que si ponen atención al escuchar el tema, me encontrarán la razón.
Los(as) de mi generación, no. Ellos(as) saben que tengo razón.
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