martes, abril 24, 2007

¿Dónde vas, Caperucita?

Preguntó el lobo.

- A casa de mi abuelita – contestó la niña.

- Y ¿qué llevas en la canasta, Caperucita? – volvió a inquirir la bestia.

- Llevo tortas y pasteles, que cocinó mi madre – respondió ella.

- Entonces te acompañaré por el bosque para que nada malo te ocurra, Caperucita – agregó el feroz animal.

Al día siguiente lo encontraron muerto, clavado en un árbol. Había sido desollado vivo.

Nunca encontraron su piel ni a Caperucita.

Guillermo Gutiérrez de Vallenuevo y Torres (copyright 2007)

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