¿Dónde vas, Caperucita?
Preguntó el lobo.
- A casa de mi abuelita – contestó la niña.
- Y ¿qué llevas en la canasta, Caperucita? – volvió a inquirir la bestia.
- Llevo tortas y pasteles, que cocinó mi madre – respondió ella.
- Entonces te acompañaré por el bosque para que nada malo te ocurra, Caperucita – agregó el feroz animal.
Al día siguiente lo encontraron muerto, clavado en un árbol. Había sido desollado vivo.
Nunca encontraron su piel ni a Caperucita.
- A casa de mi abuelita – contestó la niña.
- Y ¿qué llevas en la canasta, Caperucita? – volvió a inquirir la bestia.
- Llevo tortas y pasteles, que cocinó mi madre – respondió ella.
- Entonces te acompañaré por el bosque para que nada malo te ocurra, Caperucita – agregó el feroz animal.
Al día siguiente lo encontraron muerto, clavado en un árbol. Había sido desollado vivo.
Nunca encontraron su piel ni a Caperucita.
Guillermo Gutiérrez de Vallenuevo y Torres (copyright 2007)
0 Comentarios:
Publicar un comentario
Suscribirse a Comentarios de la entrada [Atom]
<< Página Principal