martes, marzo 13, 2007

El calentamiento global y Al Gore, un tipo muy listo y muy hipócrita, también.

En más de una ocasión he dicho – y lo repito ahora – que soy un tipo que no suele comprar de buenas a primera todo lo que le intentan vender. Tampoco soy un sujeto de naturaleza desconfiada, pero no soy ingenuo.

En la película "Una verdad inconveniente" Al Gore se da el gusto de llamarle la atención a los espectadores por ser responsables – en mayor o menor medida – del calentamiento global; evidentemente, imágenes y argumentos elegidos cuidadosamente para impresionar a un público muy impresionable no pueden quedar sin efecto alguno y así hemos visto cómo todo el mundo, primero ve la película, luego se asusta y corre enseguida a apagar luces y a regar los árboles de la calle, invitando de paso al resto a hacer lo mismo.

Sin duda, Al Gore es un tipo muy listo, pero también es un sujeto muy hipócrita. En efecto, como todo buen progresista, el señor Gore predica pero no practica, es decir, no vive de acuerdo al patrón que le quiere imponer al resto. Según el
Tennessee Center for Policy Research, un centro de estudios promotor del libre mercado, la factura de consumo eléctrico de un mes de la familia de Al es de casi 30.000 dólares, o sea, aproximadamente $ 16.200.000 (dieciséis millones doscientos mil pesos) para iluminar, calentar y enfriar su residencia de Nashville (Tennessee), una mansión con 20 habitaciones, ocho cuartos de baño, una vivienda aparte para invitados y jardín. En otras palabras, el campeón de la lucha contra el calentamiento global gasta tanta energía en un mes como una familia media de los Estados Unidos gasta en un año.

Con una paciencia casi infinita he leído en todas partes los sentidos y alarmantes llamados a ser conscientes del fenómeno que se ha dado en llamar “calentamiento global”, sin que en ninguno de ellos se analice a fondo las causas, quedándose generalmente en los efectos.

Por cierto, no digo que tal fenómeno no exista o no sea un peligro para nuestra supervivencia, pero tal como lo dije en un
un post anterior, no hay consenso en que la responsabilidad sea de la sociedad humana y, de hecho, es más bien todo lo contrario: es un fenómeno natural cuya ocurrencia es cíclica y periódica.

El economista Xavier Sala-i-Martín, denunció hace algunas semanas que Gore ha hecho un gran, un grandísimo negocio con esto del calentamiento global: más de 1.000 conferencias – con gastos pagados, claro - a un valor promedio de US $ 50.000 cada una, lo que da la friolera de US $ 50.000.000 (cincuenta millones de dólares), o, si lo prefiere en moneda local, $ 27.000.000.000 (veintisiete mil millones de pesos) No es un mal negocio, ¿eh?

Y como si lo anterior fuese poco, Al Gore no usa aviones comerciales, sino uno particular, que contamina 16 veces más que uno de aquellos.

Ojalá que cuando este señor
exponga en Chile no haya tanto crédulo y tanto ingenuo que adquiera entradas por verle y le ayude a pagar, en parte, la gigantesca contaminación que él solo genera.

¡¡¡Cómo se reirá después de cada conferencia de los pelmazos que van a escucharle!!

En todo caso, no digan después que no se los advertí.

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