miércoles, febrero 28, 2007

El “testamento” de Lagos a Bachelet o la mala memoria de los canallas.

En un intento por destronar del humor político a Juan Carlos "Palta" Meléndez, Iván Moreira Barros, el más fiel e imperturbable partidario del rapaz dictador, presentó ayer el testamento que, según el Diputado, Ricardo Lagos Escobar le dejó a la Presidente Bachelet.

Como chiste, es malo. Como análisis político, peor. Los doce aspectos de la herencia o testamento, a juicio de la UDI y Moreira, son:

1. Jornada escolar completa: Postergación y malos resultados.
2. Transantiago: Postergación y malas explicaciones.
3. Tribunales de familia y laborales: Colapso total.
4. Responsabilidad penal juvenil: Aplazos inminentes.
5. Costanera Norte: Mal diseño y alza de precios.
6. Concesión carcelaria: Preso de sus propios errores.
7. Plan Auge: Salud más cara para los chilenos.
8. Metro: Promesas, atrasos y filtraciones.
9. Becas estudiantiles y crédito universitario: Los jóvenes siguen esperando.
10. Infraestructura: Lo que no funciona, se cae.
11. Corrupción.
12. Cesantía.

Valga decir que cuando se sacan cuentas hay que sacarlas completas y no sólo con los números que conviene. En efecto, el listado de Moreira es un vulgar panfleto, en el que escabulle vilmente la no menor cuota de responsabilidad y culpa que le corresponde a la derecha en los líos que la Presidente Bachelet habría heredado.

En efecto, los problemas en la educación chilena comienzan cuando la dictadura desmanteló el sistema educacional público para entregarlo a los intereses del mercado, con el agravante que, de manera premeditada e ideologizada, se establecieron niveles de educación destinados a preservar y mantener las diferencias sociales; así encontramos hoy colegios para futuros gerentes, colegios para futuros profesionales asalariados y liceos para futuros obreros y cesantes. Se termina la educación por mérito y se establece la educación por ingresos; se acaban las becas y los créditos estatales.

Los problemas del transporte público se derivan desde el mismo momento en que la dictadura desmantela todo el transporte público estatal (ETCE = Empresa de Transporte Colectivos del Estado), entregándolo a los carteles del transporte privado como pago por su activa participación en el derrocamiento del Gobierno de la Unidad Popular y creando, de paso, un sistema caótico, contaminante y sin ningún tipo de gestión ni control.

Durante todos los años de la dictadura, si hay algo que nunca funcionó fue la Justicia, o, si se quiere, funcionó siempre a la pinta y conforme los intereses de la dictadura y por tanto nada se hizo para corregir o modernizar el sistema judicial. Sin embargo, Moreira y Cía. Limitada ahora rasgan vestiduras porque los Tribunales de familia y laborales no funcionan. Sí ¡¡¡los Tribunales laborales!!!, los mismos que a Moreira y a sus socios les encantaría que no existieran, para que los empresarios pudiesen hacer impunemente de las suyas en contra de los trabajadores.

De la responsabilidad penal juvenil y de las cárceles concesionadas, ni hablar, primero, porque, de acuerdo con la ideología de la derecha, todos aquellos que no estén de acuerdo con ella merecen estar en la cárcel o desaparecidos; luego porque para la derecha el Estado ideal es uno de tipo policíaco, en donde seamos sospechosos y en donde las cárceles sean lo suficientemente grandes y numerosas para que quepamos todos.

De igual manera, es sabido que durante los años de dictadura la inversión en infraestructura fue bajísima y que las carreteras y las calles se llenaban de baches; las construcciones se limitaban a lo mínimo. Sólo basta que Moreira y sus socios diga cuanto se invirtió en el Metro en el régimen del rapaz difunto benemérito para darse cuenta que cuando no se invierte en nada es muy difícil que haya atrasos, filtraciones y mucho menos que algo se caiga.

Por supuesto, uno de los aspectos que más amenaza la posición del "Palta" Meléndez y que menos análisis resiste es cuando Moreira y Cía. declaran que el Plan Auge ha transformado la salud en un sistema caro para los chilenos; imagínense, nuevamente los demoledores del sistema público de salud reclaman llorando por aquello que ellos mismos mataron.

La corrupción es otro pésimo chiste, en especial porque Moreira nada dijo acerca de los millones de dólares de todos los chilenos – sin contar los provenientes de “comisiones” y tráfico de armas - que el rapaz y anciano dictador se apropió para beneficio suyo y de su familia y que sólo la pusilanimidad de los Tribunales de Justicia y su muerte dejó impune. Por supuesto, tampoco ha dicho nada, NUNCA, del saqueo organizado al Estado de Chile, que permitió que empresas que eran de todos los chilenos quedaran en manos privadas, en manos de los interventores que designó la dictadura merced de préstamos del Banco del Estado que nunca se pagaron y si eso no es corrupción y de las grandes ¿cómo se llama, entonces? (en todo caso, para no echarle más pelos a la leche, no vamos a hablar de las miles de joyas que los incautos y agradecidos giles entregaron para la “reconstrucción nacional” y de cuyo uso y destino la dictadura NUNCA dio cuenta, tampoco)

Ciertamente no es posible desconocer que la Concertación ha estado muy por debajo de las expectativas que la ciudadanía cifró inicialmente en ella, reemplazando, primero, una dictadura militar por una dictadura de los partidos políticos, en donde el sistema binominal les viene como anillo al dedo; luego, por una total obsecuencia ante el empresariado y las transnacionales, borrando de un plumazo las promesas que hizo en sus inicios; creando un sistema de nepotismo, clientilismo y favoritismo que ha inundado muchas esferas del sistema público y de becas estatales; ignorando sistemáticamente a trabajadores y estudiantes; creando un sistema de gimnasia tecnócrata-política, en la cual los funcionarios primeros sirven al Estado y al día siguiente a los empresarios, en los mismos ámbitos en que desempeñaban funciones de regulación y control; y así, la lista es larga y conocida y por conocida, la obviaré.

Por supuesto, Moreira y sus adlátere nunca han reclamado porque los Gobiernos de la Concertación no han cumplido sus compromisos con el medio ambiente, permitiendo que empresas como Celco sigan contaminando; nunca han reclamado porque el bosque nativo se destruye; nunca han reclamado porque las mineras secan lagos y lagunas del norte grande para ocupar el agua en sus procesos industriales; nunca se han quejado de las condiciones en que trabajan los obreros de la construcción, los temporeros, las mujeres en las grandes tiendas; nunca han reclamado por las jornadas maratónicas y abusivas en malls y súper mercados y otro largo etcétera.

No hay duda que los canallas tienen mala memoria - o la tienen sólo cuando les conviene - y que la derecha, para hablar de estos temas, tiene tejado de vidrio y, además, sucio, muy sucio.

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