miércoles, febrero 07, 2007

La sospechosa afirmación – a priori - de echarle la culpa del desastre en Valparaíso a la explosión de un cilindro de gas.

Es un hecho que en nuestro país las autoridades se cuidan muy poco de hacer suyo aquel antiguo y sabio adagio latino que asevera que “la mujer del César no sólo debe ser honesta, sino también parecerlo”. En efecto, cuando recién se inicia la investigación destinada a establecer las causas y eventuales responsables de la explosión que asoló el casco histórico (¡?) de Valparaíso, el Jefe de la División de Combustibles de la Superintendencia de Electricidad y Combustibles, Luis Ávila Bravo, en un sorprendente y sospechoso acto de clarividencia, declaró públicamente que no podía descartarse que las causas del desastre se hallaran en la explosión de un cilindro de gas al interior de uno de los edificios destruidos.

Esta afirmación de inmediato fue considerada como absurda y estúpida por el Alcalde Aldo Cornejo González, impensable por el comandante de Bomberos de Valparaíso y poco creíble por Investigaciones de Chile; no obstante, el Fiscal Gómez, a cargo de la investigación, se declaró abierto a evaluarla en busca de los responsables de este "cuasi delito de homicidio".

Por cierto que una afirmación de este tipo – sin ningún análisis serio y previo - parece estar destinada más a entorpecer la investigación que a facilitarla, ya que, como aseveró el comandante de Bomberos de Valparaíso, Enzo Gagliardo, "se requeriría una docena de balones con fuga para provocar esta destrucción".

Mientras Gas Valpo se defiende a brazo partido (ver en su página Web el
comunicado de prensa 05/02/2007), ayer se supo que una de las hijas del Ministro del Interior, Sr. Belisario Velasco Baraona, trabaja en Extend, empresa comunicacional que asesora a Gas Valpo. Por cierto, nada hay de malo ello, pero es impresentable que un funcionario gubernamental, como el Sr. Ávila Bravo, intervenga e interfiera- de manera inexplicable e intempestiva - en un proceso investigativo que recién se inicia, sembrando un mar de dudas y elucubrando con hipótesis peregrinas y antojadizas que en nada ayudan a dicha investigación, en particular cuando carece de toda competitividad profesional y técnica para una aseveración de esta naturaleza, puesto que sus profesiones son Contador Auditor e Ingeniero Comercial. En este sentido también podría afirmarse - con la misma rigurosidad - que fue un meteoro el que cayó sobre los edificios o tal vez un rayo galáctico mal dirigido.

Mal me huele todo esto, en especial viniendo de alguien llamado a fiscalizar a quien, hasta ahora, se levanta como el principal sospechoso de esta desgracia: Gas Valpo, cuyo eslogan dice - paradójicamente - "es vivir mejor".

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